jueves, 7 de abril de 2011

Las propiedades de la tela de araña


El Zoo acoge un grupo de arañas llegado desde Madrid con procedencia de las huertas de Valencia, Alicante y Murcia. Este grupo está formado por treinta individuos de los dos sexos. Son unos individuos muy laboriosos, por eso han sido escogidos, porque interesa estudiar la composición y las propiedades de la tela que fabrica.




Este colectivo esta formado por arañas de la especie argyope, de las familias bruennichi, lobata y trifasciata. Esta clase de arañas pueden llegar a medir hasta 5 centímetros de longitud.
Estas arañas que están alojadas en un zoológico son alimentadas con grillos y “ordeñadas” suavemente en la Escuela de ingenieros de Caninos y cumplen una función muy importante para el estudio de las propiedades mecánicas de la tela de araña que ellas mismas producen en sus vientres
Este es uno de los experimentos que se llevan a cabo en la Universidad Politécnica de Madrid
Para conseguir que estas arañas creen su tela lo que se ha hecho es meterlas en pequeñas bolsitas de plástico con un pequeño agujero por donde  sueltan el hilo, que es posteriormente marcado con una cinta aislante y estos son unidos mediante una microbobinadora.


Estos hilos obtenidos són sometidos a diferentes experimentos para obtener resultados que indiquen su nivel de deformidad ,soportabilidad a los cambios de temperatura, humedad, consistencia, resistencia y otras propiedades físicas.


Los primeros resultados atesorados tras su observación han puesto de manifiesto que las telas examinadas están construidas de un tejido orgánico a base de cadenas de proteínas que componen conjuntos de polímeros muy resistentes.

 Tienen forma de cordel y poseen dos vetas de un diámetro pequeñísimo, unas tres micras. El diámetro de un cabello humano mide entre 70 y 100 micras, aproximadamente.

La resistencia de esos hilos fabricados de manera natural por la araña es diez veces superior a la de los aceros más resistentes de cuantos se conocen e, incluso, superan en algunas cualidades a las de la fibra orgánica llamada kevlar 49, de la casa Dupont, empleada en la fabricación de chalecos antibala', explica el profesor Manuel Elices. Este material es utilizado en los trajes de los desactivadores de explosivos.


'La tensión que puede soportar un simple hilo de araña', subraya, 'es de entre uno y dos millones de pascales, unidades de tensión que resultan de dividir la fuerza por la superficie', añade el catedrático.
Este tipo de experimento es de una corriente denominada biomimética, caracterizada por basarse en una imitación en laboratorio de lo que posteriormente se aplicaría en la industria.


Estos nuevos descubrimientos pueden tener grandes consecuencias dentro de la ecología 'Hagánse la idea de que un caracol, por ejemplo, construye su caparazón, que es una suerte de hormigón natural, a base de elementos normales que encuentra en su camino. Para ello no necesita la cantidad de energía que el cemento industrial precisa', detalla el profesor Elices. 'Si logramos imitar esos procesos y culminarlos, ahorraremos mucha energía de la que ahora gastamos y reduciremos sustancialmente el coste ecológico, tan elevado, que pagamos ahora', señala Elices.

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