martes, 1 de junio de 2010

actualidad

El panorama actual no es muy alentador, ni en el ámbito mundial, ni en el
ámbito nacional: efecto invernadero, destrucción de la capa de ozono,
aumento de los incendios forestales, escasez y contaminación de los
recursos hídricos, cambios climáticos, mala distribución de recursos
alimentarios, extinción de especies vegetales y animales, etc. Lógicamente,
todos estos fenómenos inciden de manera directa o indirecta, pero
negativamente, sobre la diversidad biológica o biodiversidad (palabra muy en
boga actualmente) de nuestro planeta. Realmente no somos capaces de estimar
las consecuencias de todo este proceso, ya que la pérdida de plantas,
animales y microorganismos, es decir, el acervo genético que contienen y los
intrincados ecosistemas que constituyen, son la fuente potencial de inmensas
riquezas materiales, muchas de ellas aún sin explotar, ya sea en forma de
alimentos, medicinas u otras sustancias de interés comercial.

Hoy, es urgente la necesidad de proteger y aún más necesario es su estudio y
detallado conocimiento que nos permita una correcta gestión en nuestras
políticas de conservación; es hora que reflexionemos sobre las importantes
palabras vertidas por el reconocido entomólogo Dr. BERNARD D'ABRERA: "Como
el medio ambiente está siendo destruido, la capacidad de investigación de
las futuras generaciones de científicos y naturalistas estará limitada a
los pocos Museos que queden en pie".

La conservación de especies animales, no es sino, una actividad parcial
dentro de otra general como lo es la conservación biológica. Pero, al tratar
sobre la conservación de especies animales o al preservar los valores que la
fauna puede ofrecer, se ha cometido siempre el grave error, que es el de
considerar con exclusividad a los vertebrados y en particular aquellos
provistos de pelo y plumas, y se ha olvidado la existencia de seres más
"modestos" pero no menos importantes. Para restaurar nuestro ecosistema, se
deberá basar en la preservación controlada y cuidado de los "organismos
inferiores", como el eslabón fundamental de la cadena biológica que componen
su flora y fauna.

Los países más desarrollados ya han tomado conciencia de estos daños
irreversibles; sus investigadores y gobiernos han trabajado y trabajan para
conocer su fauna entomológica, su distribución y situación actual.
Conocimientos que han sido herramientas imprescindibles para la elaboración
de sus legislaturas de protección de los invertebrados y establecimiento de
zonas de protección.

Pero, ¿cuál es el estado actual de conocimientos sobre la fauna entomológica
en la Argentina? ¿Cuáles han sido las líneas de política conservacionista?


Sobre estos importantes temas, cabe preguntar: ¿Qué conocimientos reales
tiene nuestra administración fiscalizadora sobre los insectos y las amenazas
a sus poblaciones? ; ¿qué criterios hay que considerar para establecer zonas
y especies protegidas? ; ¿qué medidas de gestión habría que poner en
práctica?......


Ante esta situación de no saber qué proteger y cómo hacerlo, el organismo
competente en el tema podría instrumentar una ley que "lo proteja todo, por
sí acaso". Por una parte, es evidente que sólo una legislación no es
suficiente para evitar la extinción de especies en peligro, pues se conocen
casos de especies "protegidas" que se han extinguido, incluso entre los
Lepidópteros (mariposas). Pero también, por otro lado, una legislación
restrictiva en términos científicos es aberrante, por impedir teóricamente,
el estudio y catalogación de los insectos, que necesitan de muestreos y
trabajos de laboratorio para su correcta determinación. Evidentemente el
problema de la protección y conservación requiere una inmediata
implementación por parte de idóneos en la materia... pero sigue sin
solución.

Tras un análisis de la relación de nuestras especies, podemos afirmar
especialmente el gran desconocimiento actual sobre la situación de las
poblaciones de Lepidópteros y de cuáles son las verdaderas razones (causas
naturales o debidas a la actividad humana) de su disminución, lo que deriva
en una gran paradoja a la hora de enfrentarnos con su protección:
¿Cómo pretendemos conservar lo que aún no conocemos?

En un futuro próximo, y particularmente por la prospección de nuevas áreas
de interés entomológico, deberán considerarse como una estrategia de
conservación, acompañada al margen de otras medidas de protección, de
investigación y estudio de los requerimientos de las especies, su biología y
su situación en cada lugar y momento, como coinciden la mayoría de los
autores conservacionistas.

Y aquí se señala la importancia del aficionado, quien por su pasión en el
conocimiento y observación de la naturaleza, brinda su gran aporte a la
ciencia: proporcionando y llevando a cabo relevamientos serios que
constituyen la fuente del estudio científico; ya que, resulta imposible que
un profesional en la materia pueda capturar y determinar tantas especies
distintas en los diferentes rincones del país, durante todas las épocas del
año, y paralelamente desarrollar sus estudios específicos de laboratorio.

Los resultados preliminares sobre la distribución de los Lepidópteros
argentinos, demostrarán que un número alto de especies consideradas
vulnerables o en peligro de extinción no siempre coincide con las áreas
protegidas, y viceversa. Los argumentos a tener en cuenta a la hora de
planificar las áreas de protección deberán considerar las causales de su
posible extinción: vulnerabilidad, desaparición de su planta nutricia,
destrucción o alteración de biotopos por talas y deforestación incontrolada,
urbanismo, industrialización, repoblación forestal exótica, cambios
climáticos, polución atmosférica, invasión de su hábitat por malezas, uso de
pesticidas, etc.

Es hora que nuestros gobernantes brinden el apoyo logístico y financiero
necesario e imprescindible para llevar a cabo estas tareas, tomando la
debida conciencia sobre la importancia que revisten los organismos
inferiores en la naturaleza.

Por ello, estas medidas conservacionistas deben ser tomadas YA, antes que
lamentemos recordar: "Ese hermoso mundo que teníamos y no supimos cuidar".

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